Categorías
Cuentos Narrativa Norteamericana

Once tipos de soledad – Richard Yates

Como una caja de sorpresas, la literatura norteamericana se abre, de vez en vez, y ofrece un escritor olvidado, mezcla de figurita difícil y secreto a voces de los expertos, que conlleva un rediseño en el mapa de los nombres. Richard Yates representa uno de esos casos, y los cuentos de «Once tipos de soledad» lo sitúan en esa línea de realismo penetrante que tiene en Cheever, Carver y Salinger a tres de sus exponentes más representativos.

Escritos durante los 50 y publicado en 1962, estos cuentos de Yates tienen como marco el clima acuciante de la segunda posguerra. Las instituciones sociales convertidas en ruinas son las bases sobre las que se asienta esa soledad a la que refiere el título, instalada en la piel y las emociones de los personajes. Seres enfrentados a sus propios límites, que descubren lo irrealizable de sus metas y la incapacidad de rebelarse contra esa forma dolorosa de conocimiento.

Muchas de las historias de este libro resultan conmovedoras: la del hombre que pierde su empleo y decide no contárselo a su esposa («Un perdedor nato»); la del escritor que hace cuentos por encargo para un taxista («Constructores»); y también aquellas, cuyo tema es la infancia («El doctor Jack-o’-lantern») o el patetismo de figuras autoritarias («Divertirse con desconocidos»).

Más allá de cualquier apunte, lo que cautiva de la lectura de Yates es que sus cuentos no hacen una apología del fracaso, sino de la aceptación de la adversidad como parte de la vida. Saber, en definitiva, que estamos solos.

Publicado por : Fiordo Editorial
Traducido por: Esther Cross
Diseño de tapa: Pablo Font

Otros libros del autor en Pispear:
Sin paz – Richard Yates
Mentirosos Enamorados – Richard Yates

Categorías
Narrativa Norteamericana

Sobre el duelo – Chimamanda Ngozi Adichie

Sobre el duelo se lee en un rato. Es un librito dividido en 30 capítulos que cuenta la muerte del padre de la narradora. O para ser más exactos: el tsunami emocional que atraviesa desde que se entera de la noticia hasta que empieza a (como se dice ahora) soltarlo. El libro es honesto, seco y reflexivo en el enfoque de un proceso de dolor que, por más que se quiera intelectualizar, es sobre todo físico.

Un ingrediente adicional de incertidumbre es que la muerte sucedió en pandemia. Mientras su padre expiraba a los 84 años en un hospital de Abba, una aldea de Nigeria, la escritora Chimamanda Ngozi Adichie (1977) estaba en Estados Unidos donde reside hace años. A través de su relato, conocemos a este matemático célebre en su país, ecuánime y afectuoso con los suyos, perteneciente a la cultura igbo del sudeste nigeriano, que solo permite el funeral de uno de sus miembros con todos sus hijos presentes. La apertura y cierre de aeropuertos postergan el adiós definitivo.

“Como siempre he querido tanto a mi padre, con tanto fervor, con tanta ternura, en el fondo siempre he temido este día. Pero, confiada por su relativa buena salud, pensé que teníamos tiempo. Pensé que todavía no tocaba. «Estaba seguro de que papá cumpliría los noventa», dice mi hermano Kene. Todos lo estábamos. Quizá también pensábamos, irracionalmente, que su bondad, el ser tan buena gente, lo mantendría con nosotros hasta pasados los noventa años.”

Otros libros de la autora: las novelas Americanah, La flor púrpura y Medio sol amarillo; los cuentos de Algo alrededor de tu cuello y el ensayo Todos deberíamos ser feministas.

Categorías
Narrativa Norteamericana

Para ser escritor – Dorothea Brande

por Alejandro Güerri

Los libros que tratan sobre el oficio o arte de escribir corren con una gran ventaja: tienen un lector muy definido: alguien que quiere practicar la escritura, que ya lo hace o que alguna vez lo hizo. Cualquiera sea el caso, esta clase particular de libros que cabalgan entre el ensayo, el consejo y el cuaderno de ejercicios, tienen el don de interpelar a su lector, activando la práctica o la duda.

“Para ser escritor”, de Dorothea Brande (1898-1943), fue publicado en 1934. Esa marca temporal se percibe en la mención a las máquinas de escribir, al papel conveniente para usar, y a las teorías de Freud que empezaban a filtrarse en las obras de la literatura anglosajona (los poemas de Auden, por ejemplo). Y es sobre el eje consciente/inconsciente que Brande engarza las perlas de su planteo del escritor como un ser dual (¡y hasta triple!). A partir de esa máxima, avanza en aflojar la mano y destrabar al inconsciente (agente principal de la ficción) con ejercicios simples. Escribir al despertar y escribir 15 minutos por día. Suspender el juicio hasta nuevo aviso. De no ser posible, Brande habla de bloqueo y tira puntas para salir de ese rincón del ring mental.

El libro sintetiza la experiencia de la autora norteamericana dando clases de escritura en los años 20. Y está lleno de sutilezas y observaciones agudas sobre el acto de escribir y los procesos psíquicos que se ponen en juego. Algunas propuestas: leer a escritores admirados, descifrar cómo arman sus frases y replicarlas con contenido propio. El efecto de una lectura reciente en los textos que escribimos a posteriori.

Hay más: una estructura clara de 17 capítulos con títulos como “Aprender a ver de nuevo”, “Las ventajas de la duplicidad” y “La recreación del escritor”, subdivididos en pequeños párrafos también con títulos entradores. Y sobre todo, una visión alentadora y estimulante para cualquiera que abra el libro y lo lea.

Dorothea Brande fue editora de The American Review. Su novela “Wake up and Live” fue llevada al cine en 1937. Publicado por China Editora, “Para ser escritor” es el segundo libro del sello destinado al tema, antes editaron el “Cómo escribir. Consejos sobre escritura”.

Categorías
Narrativa Norteamericana

Stoner, John Williams

por Mariano Carrara 

Una novela descomunal hecha de casi nada. Cuatro hachazos de bestial sutileza moldean el retrato -íntimo, profundo, inusual- de un hombre que casi sin moverse, recorre sus años indagando en el misterio de los vínculos y la naturaleza humana. Sin proponérselo y sin ninguna pretensión de arribar a una certeza.

Condenado a una vida de agricultor humilde en el medio oeste norteamericano de principios de siglo XX, este joven hijo de la tierra atestiguará, atónito, cómo cambia su destino cuando se entrega a la académica pasión de la literatura.

              -¿Acaso no lo sabe, señor Stoner? –preguntó Sloane-. ¿Aún no se comprende a sí mismo? Usted será profesor.
             De pronto Sloane pareció estar a gran distancia, y las paredes de la oficina se alejaron. Stoner se sintió suspendido en el aire, y se oyó pregunta:
              -¿Está seguro?
              -Estoy Seguro –murmuró Sloane.
              -¿Cómo lo sabe? ¿Cómo puede estar seguro?
              -Es amor, señor Stoner –dijo jovialmente Sloane-. Usted está enamorado. Es así de sencillo.

La pertenencia, el amor, la amistad, la soledad omnipresente, la honestidad, el desamparo. Y la literatura, claro, como único refugio de una vida a la intemperie.

William Stoner –personaje tan anodino como inolvidable- conmueve de una manera irreparable.

En la biblioteca universal de novelas contemporáneas prestigiosas hay un estante poblado de soberbias obras de soberbios escritores. Stoner no figura ahí, sino en otro estante, no tan poblado, donde se acomodan las obras maestras.

Publicado por Fiordo Editorial