Desde su aparición en 2021, los libros de Vinilo Editora se hicieron notar enseguida. Por su tamaño y extensión, por su cuidado sistema gráfico -reconocible en las tapas de fondo negro combinadas con dos colores flúo- y por enfocarse en la no-ficción como género exclusivo. El sello va desde obituarios literarios hasta ensayos y crónicas de raíz vivencial, enmarcados en una única colección, que se llama Sencillos, en alusión a los simples de la música, y que ya lleva 11 títulos publicados. Solo por destacar un par, mencionamos Parte de la felicidad de Dolores Gil, una trágica y conmovedora historia familiar, y La pasión y la condena de Juan Villoro, quien explora el oficio de escribir detallando cómo funciona la psicología de un escritor con una lucidez notable.
Hablamos con Joana D’Alessio, fundadora de Vinilo, quien dirige además el sello infantil Ralenti y publicó un libro de cuentos, titulado Alguien a quien contarle todo (2021). Dentro de Vinilo, Joana comparte con Mauro Libertella las decisiones editoriales, y Max Rompo se ocupa del diseño. Le preguntamos a Joana cómo es armar un catálogo desde cero, cómo fue el proceso de creación de la editorial y del diseño de los libros, que juegan un papel determinante en la identidad de Vinilo.
¿Cómo se arma un catálogo desde cero? ¿Qué criterios tiene Vinilo?
Justamente Vinilo es una editorial que tiene un perfil súper definido, porque trabajamos con un género muy específico que es la no ficción. Dentro de la no ficción, hay un montón de cosas, pero ya es un recorte muy claro. Y en principio Sencillos, que es por ahora nuestra única colección, son libros cortos. Una de las ideas cuando armamos la editorial
un libro que se puede leer de una sentada, de un tirón. Un libro que uno puede abrirlo y no moverse, no hacer nada, no interrumpir la lectura hasta terminarlo. Era una experiencia que yo había vivido con algunos libros y me había parecido especialmente interesante. La experiencia de absorber un libro en único momento de tiempo y espacio definido me dio en varias oportunidades un acceso a esa historia particular y me permitió guardarlo en mi memoria especialmente. Me acuerdo cuándo lo leí, en qué momento de mi vida, dónde estaba y me acuerdo mejor del libro. Esa experiencia de lectura no fragmentada fue uno de los grandes criterios, y la no ficción. Esos son criterios marcados desde el principio, pero después nos interesa también abrir a todo tipo de autores, desde autores nuevos que publican sus primeros libros, que es algo que me interesa hacer especialmente, autores más reconocidos, autores de otros países. Buscamos una diversidad dentro del catálogo. La no ficción tiene que ver con miradas sobre el mundo y cuanto más diversos son esos recortes, más interesante es el catálogo que podemos ofrecer. Asimismo, dentro de la no ficción, nos gusta ir modulando libros que son más autobiográficos y libros que son más ensayísticos. Incluso ahora estamos explorando otros géneros, con un libro que es una compilación de varios autores.
¿Qué tuvieron en cuenta a la hora de elegir el formato de los libros?
Estaba muy clara esta idea de libros para leer de un tirón. Empecé a investigar cuántos caracteres podía ser eso, y empecé a ver posibles formatos. Estábamos en la primera época de la pandemia, cuando empezó el desarrollo de Vinilo. Y recuerdo muy claramente cuando empezaron a abrir las librerías, después de un momento donde solo se podían pedir libros por encargo, y fui una librería a revisar distintos libros de formato pequeño para ver dentro de eso cuál era la medida exacta en la que íbamos a trabajar. Hay un tema con los libros pequeños que es que no se exhiben en las mesas. Entonces están en la caja y terminan un poco desordenados, temíamos que eso fuera un talón de Aquiles en el proyecto. En ese sentido, trabajamos mucho en darle identidad a la colección para que tuviera sentido que estuvieran juntos. Además de la idea de leer de una sentada, me parecía lindo la cosa del objeto pequeño. Me gustan las miniaturas, colecciono miniaturas. Pero había que encontrar algo que tampoco fuera tan pequeño que se volviera incómodo de leer. Así fuimos probando y ensayando distintos tamaños con Max Rompo, el diseñador que hizo todo el desarrollo, y llegamos a este tamaño que tiene 12×16 cm. Es un libro bastante pequeño, pero que aún conserva un tamaño que lo vuelve fácil de leer.
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