Quienes hayan oído hablar de Joris-Karl Huysmans (1848-1907), sabrán que su novela de culto “À rebours” (1884) fue traducida al español como “A contrapelo” o “Al revés”, modeló al decadentismo inglés cultivado por Oscar Wilde y sirvió de inspiración a Michel Houellebecq en su novela “Sumisión”. Los artículos de “La epilepsia del cielo” dejan ver otro perfil suyo: el de crítico de pintura y cronista cómico. Vayan como muestra unos párrafos de “Los habitués del café”:
“Hay bebidas que pierden su sabor, su razón de ser, cuando no se las bebe propiamente en un café. En casa, o en casa de amigos, se hacen apócrifas, groseras y chocantes. Es el caso de los aperitivos. Cualquiera que no sea alcohólico, se da cuenta de que el ajenjo servido en la mesa de la cena se vuelve agrio a la boca y se vacía de sentido. Despojados de su debido medio, los ajenjos y los licores cítricos, los vermouths y los bitters lastiman por la brutalidad de su sabor ardiente y duro. ¡Y vaya si son bebidas difíciles!” (…)
“Y sin embargo estas bebidas fatales para el estómago, que súbitamente cortan el apetito, se imponen a quien las degusta en una barra de mármol mal lavada. Lo incomprensible de estos individuos es que vuelven y vuelven al café a ingerir los mismos corrosivos que podrían conseguir de mejor calidad, y más baratos, en una tienda, y disfrutarlos cada uno en su casa. Pero los obsesiona el hechizo del lugar público; ahí es donde comienza el misterio del café”.
Editado por Ivan Rosado
Ilustración de tapa: Fátima Pecci Carou