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Poesía

Carla Chinski presenta «Canciones de cuna para mi madre»

Carla Chinski (Buenos Aires, 1995) presenta y lee partes de “Canciones de cuna para mi madre”, su primer libro, un poemario tan directo como crudo, tierno en su dureza, con una escena central que se repite con variaciones: la de una hija que vela por la salud de su mamá al pie de la cama en el hospital.

Conmovedor, con un estilo quirúrgico que no le suelta las riendas a la emoción, a través del libro la relación madre e hija se desanda y se desarma a causa de la enfermedad que invierte los roles: es la hija la que brinda cuidados, la que arrulla.

Casi todos los poemas empiezan con el mismo verso, preanuncio del final inminente: “Mi madre no está muerta pero”. Curiosamente, el duelo que se canta es también una prolongación de la vida, al menos en el papel.

Mi madre no está muerta pero
ya no puede caminar.
Pronto le sacarán
la otra cadera también
y en su lugar vendrá
una bola de metal
inserta en el hueso.
Quiero mantener el espacio
que su cuerpo ocupe,
cultivar el pie de su cama
como un jardín budista,
rastrillando las piedras
para calmar el vacío.
Los mecanismos
siguen funcionando,
es una vieja historia:
algo entra, algo se va, y algo queda.
Caminar no es para tontos,
es el acto más delicado
que pueda existir.
En ese acto está la historia
de una persona
o al menos la vida de mi madre:
el cuerpo no quiere levantarse
pero ella no ha terminado,
y en esa paradoja
se encuentra esta noche.

Publicado por Llantén Editorial.  

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