Los últimos dos libros de Alejandra Kamiya tienen títulos de frase larga – frases que forman parte de un cuento– y que como su escritura actúan en el plano concreto y en el metafórico. Los árboles caídos también son el bosque (2015) y El sol mueve la sombra de las cosas quietas (2019) están llenos de cuentos memorables: “Las botas”, “Separados”, “Tan breves como un trébol”, “La casa”, “Tres sillas”, “Un círculo pequeño” y “Desayuno perfecto”, por nombrar algunos.
Precisa, sintética, pero también desmedida cuando el cuento lo pide, su escritura hace ver la acción con claridad en la página y sus historias se mueven en el plano íntimo de las relaciones sin soltarle las riendas a la emoción. Cuentos de atmósfera y personajes que avanzan con modestia hacia el centro de alguna revelación interior.
Hablamos con ella sobre sus cuentos.