Esta obra del autor de “Madame Bovary” y “Salambó”, fue ideada como una contestación (y hasta un reproche) a la sociedad imperante de su época con un humor e ironía dignos de una versatilidad narrativa increíble, burlándose incluso del formato del diccionario. Póstumamente, y recién en 1911, fueron recopiladas todas sus definiciones y publicado como Dictionnaire des idées reçues. Todas y cada una de las acepciones inventadas resultan geniales, así que sólo a mero título enunciativo, les mostramos algunas:
ARTE: Lleva al hospital. ¿Para qué sirve? No sirve para nada, pues se lo reemplaza por la mecánica, que produce mejor y más rápido.
CONVERSACIÓN: La política y la religión deben ser excluidas de ella.
CRÍTICO: Siempre eminente. Se supone que lo conoce todo, lo sabe todo, lo ha leído y visto todo. Cuando os disgusta, llamarlo Aristarco o eunuco.
CURAS: Habría que castrarlos. Se acuestan con sus criadas y tienen hijos a los que llaman sobrinos. Da igual, también hay curas buenos.
FIEL: inseparable de «amigo» y de «perro».
FUNDAMENTO: todas las noticias carecen de él.
IMAGINACIÓN: siempre viva. Desconfiar de ella. Cuando no se la tiene, denigrar a los demás. Para escribir novelas, basta con tener imaginación.
INMORALIDAD: esta palabra, bien pronunciada, dignifica a quien la emplea.
MEDIANOCHE: límite de la felicidad y los placeres honestos; todo lo que se hace más allá de ella es inmoral.
TIEMPO: Tema eterno de conversación. Causa universal de todas las enfermedades. Quejarse siempre de él.
Publicado por Libros del Zorzal